"PARQUE NACIONAL NAHUELBUTA" escrito por José Montalva.

Ubicado en la IX Región de La Araucanía (Entre los paralelos 37º 44`y 37º 51` y los meridianos 72º 55` y 73º 03`), a 39 Km. de la ciudad de Angol y en plena Cordillera de Nahuelbuta, este es el único Parque Nacional que se encuentra en la Cordillera de la costa dentro de esta región.
Acerca del Origen de su nombre, este proviene de la lengua mapuche y significa “tigre grande” (Nahuel: tigre; Buta: grande) dado a que antaño, este era un lugar de abundantes pumas (Puma concolor), hoy en día su abundancia es menor, pero para la gente local pareciera estar siempre presente, y hablan del “león” casi como si fuera un ser mitológico.


Las formaciones vegetacionales que destacan son los bosques de tipo caducifolio, bosques de Robles (Nothofagus oblicua) y bosques de Coigüe (Nothofagus dombeyii) pudiendo ser bosques puros o mezclados con otras Fagáceas u otros árboles, y los del tipo Acucifolio netamente compuesto por Araucarias (Araucaria araucana).
Entre la fauna destacan las aves: chucaos (Scelorchilus rubeculata), hued-hued (Pteroptochos
Entre los lugares más recorridos y visitados del parque se encuentran:
Piedra del Águila: Este lugar es un mirador natural por excelencia, en su cima es posible observar la belleza del mar, el valle central, y los volcanes andinos de la región.
Araucaria Milenaria: Ubicada a 800 metros sobre el nivel del mar, entre Pehuenco y el Mirador Piedra del Águila, este majestuoso ejemplar es uno de los más antiguos del Parque, sobrepasando por mucho los mil años de edad, el diámetro de su tronco es tal que se necesitan 8 personas para rodearla con un abrazo.
Cerro Anay: Este se yergue por sobre los 1450 metros sobre el nivel del mar, el trayecto de 5 Km. muestra hermosos parajes al visitante.
Las Turberas: Se caracterizan porque las plantas van muriendo y depositándose como turba, debido a las bajas tasas de descomposición en condiciones de pH ácido. Dada las condiciones de suelos pobres especialmente en nitrógeno destacan los interesantes vegetales insectívoros (Drosera uniflora, Pinguicula antarctica).
Bosque de Roble
Heme aquí entre bosques de robles (Nothofagus obliqua) y otras Fagáceas. Este es un bosque del tipo caducifolio lluvioso, es febrero y acá dentro se siente la humedad en la piel, incluso en las partes más sombrías hay abundantes hierbas y briófitas, entre las que resaltan algunos helechos

Me cuentan que acá en invierno nieva y que por lo general su nivel alcanza los 30 o 40 cms, con algunas excepciones en algunos años donde ha alcanzado los 60 o más centímetros, y aunque estos árboles están adaptados a estas condiciones ambientales el peso de la nieve hace que muchos se curven e incluso algunos caigan.
Si uno se detiene puede observar algunas Alstroemerias y Mutisias como las flores más llamativas, eso entre las herbáceas pero también destaca el notro (Embothrium coccineum) con unas muy vistosas flores rojas.
Parece nunca haber silencio en este lugar, pues se siente constantemente el silbido del viento por entre el dosel de estos altos árboles. De repente otro sonido rompe de repente la monotonía, un canto como si tuviera eco parece rebotar entre la maraña de arbustos, es el chucao (Scelorchilus rubecula) ave que siempre en movimiento y escondida entre los matorrales emite su particular canto. Al escudriñar pacientemente la podemos observar y curioso resulta que tan pequeña ave tenga tal estridente canto. Cuenta la creencia popular que este pajarito puede traer buena o mala suerte dependiendo de donde la persona oye venir su canto. Siendo un día de bienaventuranza, si esta ave canta por el lado derecho o un mal día si es que el canto proviene del lado izquierdo.
Otra de las aves que encontramos en el camino es el hued-hued (Pteroptochos castaneus), al escuchar su canto sabemos el por que de su nombre común, o por que también es llamado perrito.
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